lunes, 16 de octubre de 2017

A ÓSCAR GUIÑAZU


 

Dijo amor y se fue.
Dijo poesía y se marchó.
La taza de café quedó vacía.
La luz de la ventana se apagó.
 

En el café de la esquina
una pálida neblina
dibujaba ilusión. Un rosario
de bondad marchaba de la mano
por el cielo anudando amistad.
 

Y daba el reloj las dos: La hora
en que en la marea
naufraga el corazón.
-¡Mozo, otro café!
Dijo amor y se fue
Dijo poesía y se marchó.
 

La taza de café quedó vacía.
La noche como un soplo
se apagó.
 
 
 
 
 

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